Mi piedra rosa
La envuelvo con mis manos,
la acerco a mis labios
y la dejo caer…
Se posa plácidamente en mi ombligo
y salen a mi encuentro,
sensaciones serenas y pacientes,
donde mi mente se desata y pasea
por instantes infieles a mi ser.
La lavo con intensa calma
todas las semanas,
la aliño con sal
dejándola dormir al sol,
para que tú,
luz de nuestras vidas,
la llenes de buenas energías
y se fundan en mi carne dormida.
La reclamo todas las noches
como fuente de poder,
que sobrevuela sobre mi cuerpo
y apacigua mi alma de mujer.
Piedra rosa, bonita y suave
que consuelas mis deseos
y relajas mis custodiados sueños,
ya no podría dormir sin ti.
Y cuando a las cuatro de la mañana,
mis pensamientos salen a tu encuentro,
la busco desesperadamente
y ella siempre está pegada a mi.
16/09/2010
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