El mendigo de cada día

Perdido en el abismo
de calles sin fin,
noches desérticas 
vestidas para ti,
no tejan mudar a otro lugar
donde quizás tú,
te pudieras reinventar ...


Sabio de la nada
ignorante de la idiosincracia,
nos recuerdas cada día
que sin ti, no somos nada.


Porque tú,
ángel salvador,
nos pones en el lugar del firmamento
donde el equilibrio
es un suspiro del perdón.


Desaliñado, roto y sucio
te acercas a mi con cuidado,
con el brazo levantado
regalándome una sonrisa...


Y yo me rindo a tus pañuelos
soltando unas monedas
cuando tú,
me das la gracias.


22.09.2010

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